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Los inciertos días de Juan Guaidó en Venezuela

domingo, 3 de enero de 2021

Una nota publicada por el diario chileno La Tercera, da cuenta del deterioro de la imagen y las posibilidades del opositor venezolano a quien EEUU utilizó como figura focal para lograr el derrocamiento del presidente de Venezuela Nicolás Maduro. 


El líder opositor, quien se autoproclamó presidente encargado en enero de 2019, convocó a nuevas movilizaciones para el próximo martes, fecha en que dejaría de presidir la Asamblea Nacional. Su falta de resultados amenaza con diluir su figura en un país en crisis.


Con el tiempo en contra, Juan Guaidó se juega las últimas cartas para mantenerse como el principal rostro de la oposición venezolana en medio de un declive de su imagen ante la falta de resultados. Guaidó puso en marcha una nueva convocatoria a manifestaciones para el 5 de enero, fecha en que expira su liderazgo en la Asamblea Nacional (2015-2020), que tras los polémicos comicios del 6 de diciembre quedó en manos del chavismo, desplazando al líder opositor del único cargo popular que lo legitimaba.


“Venezolanos, debemos seguir alzando nuestra voz hasta que sea escuchada, en las calles, en el ejercicio de la protesta y la participación popular”, apuntó Guaidó el 27 de diciembre en su cuenta de Twitter tras exigir que la consulta ciudadana que realizaron entre el 7 y el 12 de diciembre en paralelo a las elecciones legislativas sea respaldada por la comunidad internacional.


Hasta 2015, Guaidó era un “desconocido” en la política venezolana en comparación con figuras como Leopoldo López, Freddy Guevara o María Corina Machado. Sin embargo, tras ser electo asumió en enero de 2016 como diputado por el Partido Voluntad Popular en el estado Vargas. Luego, en diciembre de 2018, fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional, que por primera vez tenía mayoría opositora.


En su primera tarea a la cabeza del Legislativo, Guaidó anunció que desconocían el mandato de Nicolás Maduro después de acusar un fraude en las elecciones presidenciales de 2018, donde fue reelecto con un 67% y aseguró su permanencia en el Palacio de Miraflores hasta 2025.


En esa línea, el 23 de enero de 2019, Guaidó se autoproclamó presidente encargado, acusando un “vacío de poder” respaldado por el artículo 233 de la Constitución. Desde ahí la figura del opositor se transformó en el principal dolor de cabeza para el chavismo, especialmente tras ser respaldado por más de 50 países, entre ellos Estados Unidos y la mayoría de las naciones de América Latina, con excepción de Uruguay, Bolivia, Nicaragua y México.


Impulsado por el descontento social, una hiperinflación que en noviembre pasado superó el 65% y en un país donde los bolívares fueron desplazados por el dólar (aunque para acceder a un dólar es necesario más de un millón de la moneda local), Guaidó presentó un plan para sacar a Maduro del poder. “Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, prometió.


Desde entonces han pasado casi dos años y, pese a giras internacionales en busca de apoyo, mesas de diálogo y sanciones económicas que ahogan al gobierno venezolano, Guaidó no ha logrado resultados y su imagen se ha ido erosionado con el tiempo.


Impopularidad creciente: Una estrepitosa caída de casi 40% en dos años

Según un sondeo de la encuestadora Datanálisis, el líder opositor pasó de ostentar un 61% de respaldo en febrero de 2019 a un 25% en julio de 2020.


Al no participar en los comicios de diciembre, la oposición perdió casi la totalidad de los escaños que ganó en 2015, ya que el 69% de los curules están ahora en manos del chavismo. Para evitar su desplazamiento por parte de los legisladores chavistas que asuman, la Asamblea Nacional aprobó el sábado pasado la reforma de la ley que rige el estatuto de transición y extendió por un año sus funciones y las de Guaidó como jefe del Legislativo y presidente interino.


Puede ser incluso peor...

Pero eso no parece suficiente. Según el diario La Vanguardia, algunos líderes opositores han dado la espalda a Guaidó, mientras que otros, como Leopoldo López, se han exiliado, dejándolo solo.


Con la salida del poder del Presidente de EE.UU., Donald Trump, y la llegada de Joe Biden, el próximo 20 de enero, Guaidó enfrenta un nuevo desafío, ya que el demócrata no seguiría con la estrategia de su antecesor y más bien tomaría distancia de la crisis venezolana para enfocarse en políticas nacionales, según sostienen expertos.


El giro a la izquierda de Argentina con el mandato de Alberto Fernández, y el de Bolivia, con la llegada al poder de Luis Arce, ya había quitado aliados a Guaidó. Por ello, el líder opositor venezolano mira con atención las próximas elecciones presidenciales en Ecuador (7 de febrero), Perú (11 de abril) y Chile (21 de noviembre), ante la posibilidad de perder otros socios regionales y así ver aún más diluida su imagen.


Así, el próximo martes, cuando asuma la nueva Asamblea Nacional, los gobiernos que han respaldado a Guaidó deberán decidir si mantienen su reconocimiento institucional al líder opositor. Según la ONG venezolana de DD.HH., financiada por EEUU, Foro Penal, si la Unión Europea retira su protección los opositores, éstos quedarán a la deriva y podrían ser encarcelados o acusados de “usurpación de funciones”.


Por mientras, la oposición intentará ganar tiempo a medida que avanza la denuncia contra el gobierno de Maduro ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. Durante el primer semestre de 2021 se definirá si es admitida o no, lo que daría inicio a una investigación formal, pero que implica un proceso que podría tardar años


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